Dios estaba trabajando para establecer su reino a través de David, pero David confiaba en el Señor para cumplir sus promesas en su momento perfecto. En lugar de escuchar a sus hombres y apoderarse del reino, David confió en el Señor en acción, palabra y corazón. Ivan Illarramendi nos enseña a través de 1 Samuel 24, y comparte tres maneras de confiar en Dios cuando nos han agraviado; señalando al mayor David (Jesucristo) que trae perfectamente el reino y la salvación de Dios en su tiempo.
La Salvación Ha Llegado | Lucas 1:26-38 |
Confiando En Nuestro Gran Pastor | Salmo 23 |
Dejando un Legado | 1 Crónicas 28-29 |
Cuando la Vida nos Duele | 2 Samuel 15-18 |
Cómo Nos Rescata Dios Del Pecado | 2 Samuel 12 |
Cómo dejar de pecar | 2 Samuel 11 |
Desde el pozo más hondo de la desesperación | Salmos 23 |
¿Dios me ama de verdad? | 2 Samuel 9 |
Los Planes de Dios Son Mejores | 2 Samuel 7:1-17 |
¿Cuál es el significado de la vida?| 2 Samuel 6 |
Viviendo en la Voluntad de Dios | 2 Samuel 5 |
Confiando en Dios cuando nos agravian| 1 Samuel 24 |
Manejando el éxito ajeno | 1 Samuel 18:1-16 |
Venciendo a los Gigantes de Nuestra Vida | 1 Samuel 17:37-47 |
Cómo Alinearnos a los Planes de Dios | | 1 Samuel 16:1-23 |
1 Samuel 24 nos muestra la respuesta de David a Saúl, quien estaba tratando de matarlo. Aunque David recibió la promesa de Dios de ser rey, David no se apoderó del reino, sino que esperó y confió en el momento perfecto de Dios. David, sin embargo, pecaría de varias maneras, señalando a la necesidad de un David mayor para establecer el reino de Dios. Afortunadamente, Cristo no vino a arrebatar el reino, sino dando su vida para que podamos convertirnos en los hijos e hijas de Dios confiando en él.
Aprendiendo de David
Demostrar confianza en acción. Entregar, no vengar (1 Samuel 24:1-7).
Demostrar confianza en palabra. Humildad, no hostilidad (1 Samuel 24:8-15).
Demostrar confianza desde el corazón. Convicción, no por control (1 Samuel 24:12).
Mirando a través de David
Cristo es el mejor David que no arrebató el reino (Mateo 4:1-11; Juan 18:36), sino que actuó con rectitud, no pecó, vivió la vida que nosotros no podíamos vivir, murió la muerte que merecíamos morir, y fue resucitado de entre los muertos para que podamos entrar en su reino poniendo nuestra fe en él. Esta es la buena noticia del evangelio porque cada uno de nosotros ha agraviado a Dios. Sin embargo, podemos ser perdonados de nuestros pecados y convertirnos en hijos e hijas de Dios confiando en Cristo, el mejor David.