En este mensaje, Jorge Cota nos relata la historia de dos tumbas. La primera, la tumba de Tutankamón, fue descubierta intacta, llena de oro, tesoros y símbolos de un reino que terminó con su muerte. Representa el intento humano de aferrarse a la gloria terrenal y a una vida después de la muerte sin poder vencerla. La segunda, en cambio, es la tumba de Jesús. Fue hallada vacía, no porque alguien la hubiera saqueado, sino porque Él había resucitado. No dejó riquezas materiales, sino una promesa eterna: que la muerte ha sido vencida.