Al sanar al inválido junto al estanque de Betesda, Jesús no solo realizó un milagro físico, sino que también dejó un testimonio perdurable de su poder absoluto para restaurar lo que está roto, tanto en el cuerpo como en el alma. En este sermón, Jorge Cota profundiza en el relato, extrayendo tres ideas clave del texto que nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia situación espiritual.