Resumen
Fuimos creados para trabajar. Dios originalmente diseñó el trabajo para que fuera pleno, placentero y satisfactorio, y era parte de Su diseño bueno y perfecto para la humanidad (Génesis 2:15). Existimos en esta tierra para ser portadores de la imagen de Dios, y nuestro Dios es un Dios trabajador. Él nos da el ejemplo en Su patrón de trabajo y descanso (Génesis 2:2). Dios creó el trabajo como una forma de experimentar Su bondad. Pero debido a que la humanidad se rebeló contra Dios, el trabajo no es maldito sino está bajo maldición del pecado. El trabajo puede generar estas cuatro realiadades:
1. El trabajo puede ser doloroso (Génesis 3:17)
El trabajo puede ser física, emocional y relacionalmente doloroso.
2. El trabajo puede ser agotador (Génesis 3:18)
Se necesita una gran cantidad de trabajo y esfuerzo para mantener fuera cualquier cosa que obstaculice la salud y el crecimiento.
3. El trabajo puede ser desalentador y decepcionante (Génesis 3:18)
Habrá momentos en los que trabajemos duro, pero el fruto no estará a la altura del esfuerzo.
4. El trabajo puede ser deprimente (Génesis 3:19)
Lo que estaba destinado a ser eterno ahora es temporal: tanto nosotros como nuestro trabajo en la tierra desapareceremos.
Afortunadamente, nuestro trabajo sigue siendo importante debido a la obra de Jesús en la cruz. Jesús conocía de primera mano la maldición del trabajo. Su trabajo en la tierra fue doloroso, agotador, desalentador, decepcionante y deprimente. Pero Él vino a lidiar con la maldición del pecado y destruir la obra del diablo (1 Juan 3:8). Dios todavía se preocupa profundamente por nuestro trabajo y desea que lo glorifiquemos en nuestro trabajo. Debido a esto, podemos encontrar significado y glorificar a Dios a través de nuestro trabajo de tres maneras:
1. Trabajemos conscientes de la misión que estamos cumpliendo (Colosenses 3:22-23)
No trabajes duro solo cuando tu jefe ve lo que está haciendo.
Con toda la fuerza de tu ser, trabaja como si estuvieras trabajando para el Señor y no para el hombre.
2. Trabajemos con reverencia a Dios (Colosenses 3:22)
Jesús nos pide que hagamos nuestro trabajo como un acto de adoración a Él.
Dios tiene el control total de nuestras vidas. Él nunca pierde el tiempo. Entonces, si Él nos tiene en un trabajo y no ha abierto una puerta para ir a otro lugar, Él no ha terminado de cumplir Sus propósitos en nosotros o a través de nosotros en ese trabajo.
3. Trabajemos con grandes expectantivas al futuro (Colosenses 3:23-24)
Viene un día en que Dios nos llevará para estar con Él; trabajaremos con Él y para Él por toda la eternidad sin la maldición del pecado (Apocalipsis 22:1-3).
Aplicación
¿De qué manera puedes trabajar más conscientemente esta semana como si estuvieras trabajando para Dios y no para el hombre?
¿Cómo puedes trabajar con más reverencia esta semana y glorificar a Dios a través de tu trabajo?
Si trabajas a la expectativa del día en que trabajaremos con y para Dios libre de la maldición del pecado, ¿qué cambiaría en tus actividades laborales diarias?
Si estás contento con tu trabajo, ¿cómo puedes agradecer a Dios por esa bendición?
Si tienes dificultades en tu trabajo, ¿cómo puedes cambiar tu forma de pensar para convertirlo en un acto de adoración?